¿Qué es?

GUACA ROJA es una experiencia colectiva de realidad mixta — realidad virtual, objetos, arte Gráfico, códigos QR y performance—que explora ficciones y desentierra significados posibles sobre el color rojo, heredado de los Muiscas.

A través de una práctica multidisciplinaria, donde conviven el arte textil, la cerámica, la escultura monolítica, el arte rupestre y la botánica, con los códigos QR, la realidad aumentada, la realidad virtual y las redes sociales, el colectivo 4Direcciones, propone coexistencias entre tecnologías ancestrales y contemporáneas, creando acciones performativas que, a través de altares híbridos, plantean un espacio de diálogo abierto a imaginar nuevas cosmologías para el tiempo presente.La GUACA ROJA es un altar al color rojo en Bogotá. Hezy, Fusu, Higso, y Zika, según su tonalidad y aplicación, son palabras en Muysccubun que significan rojo, colorado, bermejo.  Un altar es entendido aquí como una marca en el territorio, un centro, un ombligo, un punto de gravedad, donde un bulto se abre y se activa.  El bulto es el conjunto de herramientas y objetos que sirven para hacer un altar y es precisamente eso a lo que en América se le llama también guaca (cuando se desentierra). El Altar, utiliza el bulto para alterar y transformar un espacio al añadirle la dimensión temporal ya que sucede en un tiempo específico: desde que se siembra hasta que se levanta. Y en ese espacio-tiempo que se abre, mientras el altar está activo, aparece el elemento de lectura del altar.  Leer un altar es un ejercicio de contemplación, y la contemplación es un ejercicio ancestral de legibilidad en donde arte, salud, ciencia, política y espiritualidad fueron parte de un mismo centro. Esta contemplación íntima nos conduce a descifrar lo secreto y en ese intento contemplamos no ya el espacio, sino el tiempo. Es ahí donde aparece lo que llamamos rito:  el ejercicio coreográfico de contemplación, lectura y relación con esa extemporaneidad que se abrió en el altar. En ese rito, nace una narrativa y en ella se cultiva un mito.

Mito Guaca Roja

En esos tiempos, Las Chicas se encargaban de adivinar los nacimientos de la nueva gente. A través de los altares que realizaban , podían invocar días auspiciosos para dichos nacimientos. Se trazaba una chakana en el piso y se situaba a la madre para parir en el centro de ella, acompañada por sus padres , su madre y su suegra. Se les hacían limpias digitales a través de videos VR que inducen las contracciones de la madre. Era imprescindible que las oficiantes de la ceremonia portaron máscaras para ocultar su identidad y que el templo estuviera empapelado de carteles con nombres de los lugares sagrados del territorio donde hubiera presencia del color rojo Hezy: el color de la sangre derramada o del rojo de los pictogramas. El altar a las 4 direcciones estaba bañado por cascadas de frijoles rojos, bendición del alimento eterno para la criatura por nacer.  El nombre de la niña vendría tatuado en la mano de una de las oficiantes. El nacimiento ocurriría al atardecer, cuando el color  hezy, fusu o higso bañarse con su pigmento de achiote el cielo de la sabana de Bogotá. La niña así invocada y protegida por sus madrinas artistas y brujas, tendría una vida saludable, plena, gloriosa.